ROBOCOP (2014)
TITULO
ORIGINAL: ROBOCOP
DIRECTOR: José
Padhila
GUION: Joshua Zetumer
REPARTO: Joel
Kinnaman, Gary Oldman, Michael Keaton, Abby Cornish, Samuel L. Jackson y Jackie
Earle Haley.
DURACION: 118 min
Desde el instante
en el que empiezas a ver una película y terminas el visionado un par de meses
después, sabes que algo va mal.
Al principio,
intenté con la versión original subtitulada y no tuve coraje de continuar más
allá de los diez primeros minutos, así que decidí esperar la versión doblada
para encontrarme con el mismo sufrimiento audiovisual.
Los nacidos a
finales de los setenta e inicios de los ochenta hace años que sufrimos el
ataque constante por parte de algunos productores de Hollywood empeñados en
destrozar, mutilar o violar muchos de los films que nos marcaron durante
nuestra infancia o período de iniciación al mundo del frikismo.
Vale, los remakes
han existido durante casi toda la vida, aunque al principio era algo inusual y
poco común.
Los primeros en recibir dicho apaleamiento fueron los aficionados
al cine de terror, americano o japonés. Aunque después, enterados de los
beneficios que las nuevas generaciones o los vagos no dispuestos a visionar
películas con subtítulos daban a esta clase de productos, el punto de mira dejó
de tener un género en concreto.
A simple vista,
los que estamos en contra de la mayoría de remakes parecemos los típicos haters
que critican sin ningún fundamento con el único objetivo de lucir sus
conocimientos. Aunque yo creo que se trata de algo más serio, al fin y al cabo
estamos hablando de arte.
¿Y si volvieran a
pintar La Mona Lisa o a esculpir el David de Miguel Ángel?
Estoy seguro de
que a nadie le haría puta gracia… ¿Por qué con los cinéfilos iba a ser lo contrario?
Imaginad la de nuevas generaciones y entre ellos varios cinéfilos en potencia que habrán conocido a Fred Kruguer con el rostro de Jackie Earle Haley y no con el de Robert Englund.
Podría estar así
un buen rato, aunque mejor afrontar la desgracia que se ha producido con una de
las cintas más originales y reivindicativas de los años ochenta: Robocop (1987)
de Paul Verhoeven.
Violencia
explícita, humor negro, frases lapidarias ochenteras, hostias a tutiplén para
el capitalismo y una estética sucia y decadente.
Estos aspectos son los que hicieron de Robocop (1987) una cinta excelente y no una película de acción más.
En el Robocop original presenciamos el brutal asesinato del agente Alex Murphy (Peter Weller), volándole la mano de un cañonazo, haciéndole picadillo el pecho y rematado con un tiro limpio en la frente. Todo ello, bajo las burlas de sus asesinos y la presencia de su compañera Anne Lewis (Nancy Allen).
En el nuevo
Robocop, Alex Murphy (Joel Kinnaman) muere en un festín de efectos digitales de mierda y casi
en el acto. Para colmo Lewis (Michael K. Williams) no está. Aunque lo
preocupante es que en comisaría no se hayan preguntado porque ahora Lewis tiene
rabo y es negro.
Vayamos al personaje
de Gary ‘haceañosquemelimitoagritar’ Oldman, supuestamente inspirado en el de
Miguel Ferrer del film ochentero.
Allí, dicho
científico era un yuppie adicto a la cocaína y sin ningún tipo de valores.
Ahora es aspirante al premio Nobel de la Paz y es el mismo personaje que el
señor Oldman lleva años interpretando.
Yo lo llamo ‘El Síndrome de Anthony
Hopkins’, aunque ya mismo evolucionará a ‘El Síndrome de Johnny Depp’.
Ahora lo que más
me dolió: Dick Jones, el villano interpretado con absoluta maestría por el
excelente Ronny Cox.
Mira que en un principio era en lo único en lo que tenía fe ya que se lo habían dado a Michael Keaton, actor que nunca me cansaré de decir que ha estado infravalorado toda la vida y que hasta el día de hoy sigue siendo el mejor Bruce Wayne del cine. Me cago en todo, si hasta deberían haberle dado un jodido premio de la academia por su Beetlejuice (1988).
Mira que en un principio era en lo único en lo que tenía fe ya que se lo habían dado a Michael Keaton, actor que nunca me cansaré de decir que ha estado infravalorado toda la vida y que hasta el día de hoy sigue siendo el mejor Bruce Wayne del cine. Me cago en todo, si hasta deberían haberle dado un jodido premio de la academia por su Beetlejuice (1988).
Pero nada, el tío
se limita a mover los labios mientras espera a cobrar el cheque.
Acabemos con un
doble giro mortal hablando de la nueva visión sobre Toronto… quería decir
Detroit!
La película original se filmó en Dallas aunque estuviera ambientada en Detroit y la jugada les salió redonda. Aquella región de los estados unidos ofrece una arquitectura variada y distinta entre sí, parecida a la de la ciudad dónde sucede la historia.
Los del remake,
imitando los movimientos de varias series de televisión, decidieron irse a
Toronto. Pero esto no es televisión amigos, ni está ambientado en Nueva York
(ciudad que sí se parece a Toronto). Un desastre, y eso que he sudado de hablar
sobre el poco interés por mostrar un futuro pésimo, oscuro y enfermizo.
No quiero
entretenerme mucho más en esta porquería que debería ser juzgada por crímenes
contra la humanidad, así que iremos directamente al grano.
LO MEJOR
- Se ha dado una
buena torta en la taquilla, eso quiere decir que con suerte nos libramos de una
secuela.
- Esos ¿5
segundos? Dónde volvemos a escuchar la partitura original de Basil Poledouris.
LO PEOR
- Samuel L.
Jackson y Michael Keaton.
- El guión, más
parecido a uno de los estudios Asylum que de un remake.
- Los efectos
digitales son pésimos para una película con semejante presupuesto. El stop
motion de Phil Tippet era mucho mejor.
Conclusión
El Robocop de
Verhoeven está de mayor actualidad que su remake, indicios de que algo se ha hecho mal. Así que recomiendo a todos volver a visionar las secuelas
del film original (por mucho que Frank Miller diga) para apreciarlas de otro
modo, al fin y al cabo no por ser películas más cercanas a la serie B, dejan de ser unas buenas secuelas.
jajaja, la última imagen resume tu comentario
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